
En 1998 empecé mi vida laboral ofreciendo servicios de bienestar a través del arte para niños y niñas, de manera particular. Lo que me llevó más adelante a las instituciones educativas, en las que observé la gran acogida y motivación que genera el arte en la población estudiantil y lastimosamente, la poca importancia que se le da a éste, en una buena cantidad de colegios.
Aquí pude conocer de primera mano algunas quejas que los directivos de los colegios continuamente mencionaban, relacionados con la falta de planeación y organización que ocasionaban reactividad ante los problemas, así como de la mala actitud que frecuentemente se percibía en el ambiente de las reuniones generales y la resistencia a trabajar en equipo, lo cual ocasionaba problemas de convivencia tanto internos, como con los clientes externos, es decir, las familias y sus hijos, los estudiantes.
En ese momento, contábamos con un curso dirigido a los estudiantes para ayudarlos a mejorar su comprensión en los temas del aula a través de mapas mentales, pensamos que si los estudiantes tenían mayor compresión, también tendrían mejores resultados académicos y la institución crecería en prestigio y en clientes. Pero no fue así.
Nuestros clientes eran los estudiantes y sus familias, los cuales mejoraron sus procesos de aprendizaje, incluso las dinámicas intrafamiliares, que tenían que ver con que cada miembro de la familia debía asumir los roles en casa y responsabilizarse en el logro por el bien común; fundamental. La sorpresa fue que a pesar de que los estudiantes lograron aprender mejor sus temas de clase, las calificaciones en varios casos no mejoraron y los padres empezaron a tener problemas con los docentes y quejas ante el colegio. Estábamos en problemas con el colegio, el cual nos había dado la entrada.
Los docentes que calificaban cuaderno, no entendían por qué de un momento para otro se cambió el color de tinta azul y roja del esfero, por un arcoíris y además, dibujando en zonas del cuaderno donde no estaba permitido y lo peor, un montón de garabatos horizontales en el cuaderno vertical que en palabras textuales de uno de ellos: «Daban mareo»
¡Esto no lo vimos venir jamás!
Lo anterior, me llevó a plantearle a mi equipo, un giro de 180 grados, debíamos cambiar de población, enfocarnos no en los estudiantes, sino en los docentes y administrativos, para que ellos fueran los que aprendieran los mapas mentales y los multiplicaran con los estudiantes. Gracias a las maravillosas habilidades del equipo de ventas, logramos vender muchos de estos cursos, durante años, pero a pesar de todo, los profesores continuaban con los problemas antes mencionados y otros más, debido a que sus compañeros les decían: «Para qué se pone a hacer esos mamarrachos en clase, si no le van a pagar más por eso»
!Qué difícil! Unos años más tarde, ahora escuchando de primerísima mano los problemas de los docentes en mis oídos, comprendí que los resultados no se obtienen por los títulos profesionales, las técnica, los conocimientos y la experiencia, con toda su importancia, es deficiente, si no se ataca de raíz el problema, que en el 100% de los casos fue EMOCIONAL.
¡Qué descubrimiento! Volví a sugerir cambios de productos y servicios, tuve varios problemas y bastante resistencia debido a que representaba una fuerte cantidad de dinero, pero ahora, la Musicoterapia, me estaba ayudando a entender cómo las emociones afectaban los comportamientos de los docentes y directivos, de los padres de familia y por ende de los niños. Información que antes no tenía. Gracias a mi equipo por aceptar el reto.
Encontré que debido a las problemáticas personales presentes en los equipos de trabajo, por la carencia o deficiencia en la capacidad de gestión emocional y por la falta de claridad en la comunicación de procesos y objetivos institucionales, así como en las comunicaciones deficientes y la falta de objetivos y proyección a largo plazo en las mentes de los padres de familia de los estudiantes, radicaba el meollo de la problemática y decidimos valientemente empezar a abordar tales situaciones con amor, respeto y arte de enfoque terapéutico.
Así que les repito la pregunta: ¿Se relacionarán éstas problemáticas de la escuela con la vida laboral?
Problemas como la falta de pertenencia, la resistencia a trabajar en equipo, la procrastinación, el trato irrespetuoso, el presentismo, el estrés laboral, el mal clima organizacional; que están presentes en equipos de trabajo de grandes profesionales con magníficas hojas de vida, podrían estar también relacionados con deficiencias, carencias o ausencias en su inteligencia emocional, que impiden al organismo corporativo alcanzar los objetivos que lo pueden mantener saludable para que cada órgano del sistema esté feliz y funcional.
Como dice la canción de Chico Buarque Oh ¿Qué será? y que en la interpretación dada por Willie Colón reza:
«Yo creo en muchas cosas que no he visto y ustedes también, lo sé,
No se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que sea
No hace falta exhibir una prueba de decencia, de Aquello que es tan verdadero
El único gesto es creer o no, algunas veces, hasta creer llorando
Se trata de un tema INCOMPLETO PORQUE LE FALTA RESPUESTA,
Respuesta que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar.»
Gracias por leer y compartir.
Escrito por:
Norma Andrea Gutiérrez Leyton
mtnorma@promusicarte.com.co
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