El Miedo

A propósito de la película “Intensamente” que estrenó Disney en junio del 2024, en la cual nos explica con “muñequitos” de manera majestuosa, un tema tan arduo e importante como es el proceso emocional en una persona, hoy quiero escribir acerca del miedo, basado en mi experiencia como miedosa experta.

Cada quien habla del “baile” según cómo la pasó, eso dice el refrán popular y así es. En mi caso, el miedo ha tenido un papel muy importante para la consecución de mis logros. Mi mente es una que saca de la manga múltiples ideas y soluciones ante la adversidad, incluyendo, por supuesto, a las que se relacionan con salir corriendo. También siento una fascinación con el drama y la tragedia, con llorar y abrumarme. Mi mente, ante las situaciones de estrés y sobre todo ante la presión de carácter económico, se toma la atribución de invitar, sin mi permiso, hasta a mis creencias religiosas colegiales para revolotearme en la cabeza. Estas, en vez de alentarme con promesas y bienaventuranzas, me aportan un sinnúmero de castigos que Dios tiene para mí por ser mala mujer, mala hija, mala madre, mala ciudadana, en fin, es intenso, pero en el fondo es bueno. Me río.

Alcanzo una efervescencia a la que solo le queda la opción de la tranquilidad. A eso me refiero cuando menciono que tiene algo bueno, y en ese momento, ya puedo agradecer por tener comida, por vivir en un lugar limpio y bonito, porque tengo ropa adecuada para cuando tengo calor, frío, sueño o una reunión de trabajo. Pienso en todo básico y, desde ahí, no me queda más que subir hasta algún punto en el que me siento desagradecida, debido a que tengo cosas y logros que otros no tienen ni a calor de leche.

La cuestión es que, a pesar de haber salido de ese estado, quedo hipersensible a los ruidos, a la luz, a que me hablen. Algunas veces se me dificulta comer y otras no quedo satisfecha ni comiéndome un elefante. Puedo durar incluso días con ese malestar, y atender las responsabilidades laborales y familiares es todo un reto. Sin embargo, el tiempo lo ha hecho diferente.

Ahora, he notado que con el paso de los años, llegar a esas situaciones desenfrenadas es muy raro y, también, cuando ya ha pasado el momento crítico, salgo más rápido del malestar y hasta le saco provecho como ahora, que estoy escribiendo y contándoles acerca de mí. Algunas veces dibujo, otras canto; porque creo que los años pueden debilitar el cuerpo, pero fortalecen el espíritu y esa energía vital potencia la mente. En ocasiones, le quita fuerza a la razón y permite que aflore la intuición, que es amiga de la fe, y cuando esto sucede, nos iluminamos desde adentro y empezamos a encontrar caminos, soluciones, personas, oportunidades. Vuelve ese ciclo humano de vida terrenal ondeante, en el que unas veces estamos arriba, otras en el medio y otras bajando.

Lo increíble y lo mejor de esta “intensamente” es que he sumado historias que han caído como anillo al dedo para ayudar, sin proponérmelo, a mi hijo, a mis familiares, amigos, a los clientes. Fantástico, ¿no les parece?

Así que la próxima vez que sientan miedo, siéntanlo, no lo bloqueen, si pueden fluir, les enseñará algo. Anótenlo en su agenda, dibújenle un mamarrachito que luego les dé risa, así le sacarán provecho y los años tendrán más sentido.

Gracias por leer.

Cordialmente,

Norma Andrea Gutiérrez Leyton.

2 Responses

  1. También soy miedosa experta. Y he conocido el camino del agradecimiento y del amor para contrarrestarlo, pero solo puede pasar cuando me doy cuenta de que estoy aterrada y lo acepto.
    Este momento de mi vida se llama coraje, acción, límites.
    Gracias por tu texto.

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